
Por: Tomás Murcia Olaya
Hace 1 año, visitó nuestro departamento la entonces vice fiscal general de la nación María Paulina Riveros, dentro del programa institucional que el ente instructor del país tenía para luchar en contra de la corrupción en las regiones, se llamaba urna de cristal. Aquella jornada, sirvió para que los huilenses nos enteráramos de muchos casos de corrupción que nos agobiaban en varias de nuestras municipalidades, fueron muchos veedores y ciudadanos los que concurrieron a esta jornada para denunciar y averiguar los avances de otros asuntos penales, que involucraban a varios dirigentes de distintas partes de la geografía departamental opita.
Como antecedente de esta visita punitiva, los huilenses habíamos conocido un colosal informe sobre la radiografía de la corrupción en nuestra región, recuerdo que esa investigación la realizó el avezado periodista laboyano Melquisedec Torres, incluso, el haber puesto en conocimiento los contenidos de su valioso trabajo, le ocasionaron amenazas a él y a otros comunicadores que contribuyeron con aquellas denuncias.
Pero 1 año después, que ha pasado con todas las acusaciones que se presentaron y las que cursaban en las gavetas de los distintos despachos de los fiscales que investigaban estos hechos de corrupción que nos afectan a todos, ¿qué pasó con los compromisos de las autoridades instructivas regionales sobre los resultados de varios escándalos de malos manejos de dineros públicos?, ¿por qué muchos de estos casos siguen en el olvido judicial o esperando que el tiempo les proporcione su fallo final?, los huilenses estamos cansados de ver que nuestras autoridades judiciales parezcan más políticas que dedicadas a impartir justicia, tampoco es que nos guste esos espectáculos mediáticos cuando se pretenden formular imputaciones y se realizan esas capturas dignas de cualquier seriado televisivo, y pero aún, que al poco tiempo ese espectáculo se cae como castillo de naipes, dejando tanto a la justicia como a los indiciados manchados con la peor deshonra de todas, la falta de credibilidad.
Los huilenses queremos resultados ciertos, en aquellos casos de corrupción que nos han golpeado fuertemente y que incluso nos tiene en un penoso atraso social, si las personas son inocentes, que se les archive, pero si son culpables, que se les impute, acuse y condene, no es muy ético, ni debe ser el actuar de la justicia, que se hagan unos compromisos con la sociedad, para luego condenarlos al olvido perverso de la complicidad.