Un folclórico debate sobre las empresas públicas.
El espectáculo fue bochornoso. La gerente Cielo Ortíz, con un pantalón torero ceñido que marcaba sus protuberancias y una blusa apretada que prometía lanzar al público los botones.
Al frente los concejales y entre ellos su mozo de espadas, Germán Casagua, que como en los toros es el ayudante más próximo al matador. Llevó al recinto barras taurinas y convirtió el concejo de Neiva en una plaza de pueblo, con gritos de oreja y rabo. Al final de la faena los vieron celebrar con parte de la tropilla.