Hablamos a las 5 de la mañana. La Superintendente de Subsidio Familiar, Griselda Yaneth Restrepo, escogió bien la hora para responderme la llamada que le hice para preguntarle sobre el proceso de Comfamiliar.
Lo entendí como una deferencia pero terminé decepcionado. La funcionaria, que conocí como Representante a la Cámara, liberal, por el Valle, pasará de largo (lo intuyo) con el desastre que enfrenta la caja.
Griselda me dice que le echó harta cantaleta a los directivos sobre la necesidad de elegir bien, de escoger a la persona ideal para rescatar a Comfamiliar de la crisis. Ella sabe que el fardo heredado puede hundir la Caja, que ha sido valiosa para muchas cosas, e incluso ha servido para que unos pocos se hagan ricos ilegalmente.